jueves, 8 de octubre de 2009

Segunda: ¿Dignidad? ¿Qué importa?

Un profundo suspiro recompensó los labios del soñador…

Reacción suficiente para que el soñador se animara a acercarse un poco más, hasta llegar a tenerla a muy pocos centímetros de distancia y sonreír con travesura; deslizando sus manos que acarician suavemente su pelo, con la clara intención de tenerla poco a poco un par de milímetro mas cerca.

viento_solarSin embargo algo lo detuvo. Sus latidos se aceleraron, una vez mas esa sensación tan peculiar que llega acompañada de un escalofrió que rodea todo su ser. Y es que no se trata de cualquier sensación, debía agregar; con un frio horrendo que parecía aumentar, por lo que estaba resultando difícil de ignorar. 

- ¿Qué pasa, soñador? - preguntó al notar aquella expresión aterrorizada.

El caballero de sueños no pudo responder, desde luego, su mente estaba pendiente de esa sensación que no experimentaba desde hace tanto tiempo.

- ¿Soñador?

- Nada - se apresuró a mentir.

- ¿Nada? – Aquel ángel de la muerte se incorporó y lo miró detenidamente hasta comprender - ¿Acaso hay algo que te fastidie? - preAir_Spirit_by_moon_blossomgunto.

- No, no es nada - dijo el joven con urgencia - , pero, ¿Crees que sea correcto? en fin somos de diferentes mundos?

- ¡¡Así que era eso!! – La Disir movió la cabeza y empezó a alejarse… 

…………………………………………………


... un pitido tumbó al joven caballero al suelo de dolorosa manera y emitió un gruñido, intentando identificar el origen del ruido que lo había sacado de su extraño, duro y triste sueño.
¡Maldita sea!

- ¿Soñador? - la preocupada voz de Joven fantasma le recordó que estaba en su habitación y se incorporó para ocultar la emotiva evidencia de su sueño - ¿Qué demonios haces en el suelo?
El joven tanteó en la mesa de noche en busca de sus lentes.

- Me caí de la cama - murmuró el soñador sin dejar de tocar en el mueble en busca de los malditos anteojos; ya de paso se tomaba más tiempo para calmar los latidos de su corazón y limpiar ese fino roció de lagrimas en los ojos.
- ¿Te caíste de la cama?
- No me lastime – gruñó el caballero con impaciencia e ironía - , no te molestes en ayudarme.
- Oh – el fantasma, arrugó la frente y se puso de pie.
- Ten cuidado - comenzó el debilucho - , creo que mis lentes están - algo crujió - ... en el suelo...
- Maldita sea - gruñó el sin sueños cojeando - Me corté la planta del pie. 
- Demonios – El “Amigo” tanteó el suelo hasta localizar los destrozados anteojos, sin embargo su compañero se adelantó y los recogió.
- No te preocupes, Soñador - dijo el fantasma - , los repararé.
- No creo que sea buena… – el joven escuchó los esfuerzos de su amigo, acompañados de una nueva maldición – …idea. - el silencio se extendió en el sitio, hasta que los demás compañeros de habitación dieron señales de estar despiertos - ¿Joven sin sueños? - musitó.
- No querrás verlo.
- No puedo verlo, aunque quiera - dijo el Joven Caballero -, pero debo saberlo.
- Transforme tus lentes.
El soñador sintió un tirón en las tripas ante eso. El fantasma no solía reparar sus lentes, de hecho jamás lo había hecho, pero no esperaba nada así.
- ¿En qué?
Silencio.
El joven soñador suspiró y se levantó. No era seguro que los nobles lo disculparan solo porque no tenía lentes, así que comenzó a vestirse, con bastante dificultad.
- No te preocupes, “Amigo” - dijo el sin sueños, caminando a su lado, después de momentos horribles en los que el debilucho tuvo que anudarse la corbata frente a un reflejo absolutamente20060713095948-reflejo borroso y... demonios, ¿se había reído de él su propio reflejo? - en cuanto encontremos a “愛 Ai” reparará tus lentes.
Pero “愛 Ai” no apareció, antes de que llegaran al comedor. El soñador tuvo un mal presentimiento ante eso, hasta escuchar un carraspeo por parte de su amigo.
- ¡Lo había olvidado! - exclamó el Realista - Tenemos una reunión justo ahora.
Si, ese era su mal presentimiento.

- Esta bien, compañero - dijo el Soñador - Me las podré arreglar solo.
La verdad es que ver la despreocupación del Sin Sueños pese a que había sido el culpable, molestó un poco al Soñador.
Sin embargo se dispuso a ignorarlo y avanzó con dificultad hasta un asiento vacío, cosa que requirió de la poca vista con la que contaba en esos momentos.
Ser potencialmente ciego no había sido molesto hasta ese momento y el soñador lo comprobó al no poder apartar las verduras de su almuerzo; así que tuvo una saludable y accidentada comida, donde alcanzó a escuchar varios rumores (nada discretos) que involucraban su nombre.

¿Tan mal lucía sin lentes?
soledadEl debilucho suspiró, sintiendo un extraño calor en las mejillas que identificó al instante como rubor.
Sobraba decir que odió a sus mejillas en ese mismo momento, especialmente porque parecieron ser la causa de unas risas  infantiles, provenientes de sus compañeras a quienes, por supuesto, no pudo identificar.

- ¿Caballero soñador? - esa era Asuka - ¿Has recuperado la vista?
- Tu muy amigo arruinó mis lentes - suspiró el chico.
- Lo se pude verlo en mi articulo del tiempo descuida yo los arreglaré - ofreció ella, pero el joven no los encontró en su Armadura y frunció el ceño - ¿Se los ha llevado también?
- Se supone que estaría ayudándome.
- Deberías dejar de confiarte de el Fantasma Sin sueños - dijo Asuka con seguridad - Por su culpa no podrás ver mi hermoso hechizo progresivo en Verðandi.
- Que pena - dijo el soñador, esperando sonar desilusionado.
- Si - dijo la Valquiria, quien aparentemente no había notado nada raro - Apuesto a que hoy si va a la enfermería.
el joven no se sintió mejor.

- ¿Te ayudo a llegar a tu clase? - ofreció ella.
- Alcanzo a ver lo suficiente - rechazó el joven - Puedo hacerlo solo, al menos eso.
15 minutos después, El soñador estaba terriblemente arrepentido talvez-perdido por no haber aceptado la ayuda de la Valquiria.
¿Y dónde estaba el camino hacia el campo de transfiguraciones?
El chico arrugó los parpados con la esperanza de que eso definiera un poco las figuras borrosas en que se habían convertido los pasillos.
Era inútil.

 

 

El chico suspiró y se pasó una mano por el cabello. No había nadie a quien acudir, así que lo más sano era regresar al castillo de papel... Aunque aun tenía la vaga esperanza de que alguien lo encontrara deambulando, de esa manera podría evitar descender más sus (ya) bajas calificaciones.
Por ello avanzó con precaución, procurando ir a medio pasillo. Al menos de esa manera podría evitar que alguien tropezara con él, pese a que eso sería un poco difícil, ya que en el corredor no había nadie.

¿Y dónde estaba el camino a la tierra de papel? Genoves_Callejon
Demonios.
En esos justos momentos el debilucho podría reprochar libremente a su corazón por hacerle tener tan confuso sueño. Y, aunque, el culpable de que sus lentes estuvieran rotos, fuera el sin sueños, El soñador tenía la cabeza llenas de regaños a su palpitante y alerta músculo, ahora que avanzaba en busca de no caer de narices.
Claro que fue difícil ignorar el sobresalto en su pecho cuando una figura borrosa se alcanzó a ver a lo lejos del pasillo.
Le resultó curioso no requerir de sus lentes para saber que se trataba de Verðandi. Y su traicionera mente le trasladó a ese sueño de manera bastante veloz. Así que tuvo que admitir que ese rubor le pertenecía.

Con un poco de suerte Verðandi no lo tomaría en cuenta y podría seguir con su camino.

- Soñador- dijo Verðandi.
Maldita suerte.

-Verðandi - correspondió esperando haber sonado frío e indiferente.  
Se  detuvo. La verdad no fue difícil notarlo. Igual resultó sencillo ver que le miraba y al Joven  de desespero ese brincoteo en su pecho ya que estuvo casi seguro que todo el maldito estadio sería capaz de escucharlo.
- Tus lentes... - musitó Verðandi antes de soltar una carcajada - No me había fijado - Tus ojos pueden compararse perfectamente con un par de flemas horrendas.
De alguna manera, el debilucho sintió que no se encontraba tan herido, pese a que las palabras de la Disir habían resultado ser particularmente ofensivas.

Si, acababa de llamar horrible lo único que el soñador había encontrado aceptable en su desalineada persona, sin embargo resultó afortunado estar mas o menos ciego. De esa forma había podido evitar apreciar a detalle cada expresión despectiva que cruzaba por el rostro de su interlocutor; pese a que podía saber con exactitud que esa sonrisa retorcida adornaba sus labios.
“Él” no quería pensar en ningún adorno en particular, mucho menos si tenía que ver con Verðandi. Apenas estaba ganando una pequeña batalla a su enloquecido corazón y no pensaba admitir que su falta de anteojos era un movimiento totalmente estúpido e ilegal; cuando la imagen de Verðandi estaba muy bien definida en su cabeza.

- Pues lamento que mis ojos no sean de tu agrado - contraatacó el debilucho, agradeciendo que ese tono cínico fuera auténtico y tuvo el fugaz pensamiento de que mantenerse enfadado con la Disir aplastaría esa idiota idea de estar enamorado de ella - Tal vez considere auto compadecerme por ello - agregó con burla - Es decir, me importa tanto lo que pienses de mi, Verðandi, que podría echarme a llorar justo ahora (Aunque en realidad esas palabras fueron del todo ciertas)

Bien dicho, aplaudió el Fantasma que apareció de repente, y movió al caballero con brusquedad para escapar, antes de arruinar esa buena replica.
- Espera, debilucho...
- No lo fastidies jodas, Norma - interrumpió el sin sueños que apresuro a su amigo - Tenemos cosas más importantes en qué ocupar nuestro tiempo.
.-"Mentiroso".

El fantasma desapareció
El soñador tendría que recordar lo malo que era intentar huir sin ver el suelo perfectamente.
Algo, en el piso, le hizo tropezar y sus (traicioneras) manos se 20060708225811_caidaaferraron a lo primero que estuvo a su alcance; que, para su desgracia, fue la propia Verðandi. 
Así fue como ambos acabaron en el suelo, una encima del otro, emitiendo quejidos y demás ruidos. Muy especialmente el soñador, ya que la Disir quedo encima del chico frete a frente rosándolo con sus labios.
- Que te pasa – exclamo Verðandi -
- ¡Lo siento! - exclamó el soñador cuando recuperó un poco el aliento y se percató de la comprometedora situación - ¡Levántate por favor , Verðandi!
- ¡Claro que lo haré! - aseguró la Disir- ¡No es la posición mas cómoda!

El joven suspiro y se apresuró a moverla. Solo que eso no funcionó mucho, ya que le temblaban las manos y no tenía suficiente fuerza en verdad.
- ¡Quítate antes de que alguien nos...

… - ¿Soñador?
- ... descuida...
El joven enfocó la vista. Esa castaña enmarañada debía ser “愛 Ai” . Y ese montón de manchas...
- ¿Qué haces? - preguntó la desconcertada, al mismo tiempo que una nube de rumores y risas se levantaban a su alrededor.
El joven estuvo a punto de responder, sin embargo...
- ¿Nos permites? - intervino Verðandi con un tono de voz que erizó la piel del debilucho – El soñador y yo tenemos algo entre manos...
- ¿En serio? - la muchacha enarcó una ceja - Todo lo que puedo ver entre tus manos es parte de la armadura de mi amigo, Verðandi. 
“愛 Ai” debía estar hablando del interesante desprendimiento de hojalata y papel que dejaba ver medio pecho del caballero. Todo por culpa del instante en que Verdandi se había agarrado a la vieja armadura para no lastimarse en la caída.
El caballero deseó morirse.
- Sigan solos - ordenó “愛 Ai” a todos los curiosos que esperaban tras ella - ¡Ahora!
- Que aburrida eres, “愛 Ai” - dijo Verðandi incorporándose al fin.
- ¿Qué ha pasado? - cuestionó ella.
- Nada que él no provocara - ronroneó Verðandi.
- ¡Eso es mentira! - exclamó el soñador.
- Se iba a caer, y decidió sujetarse de mí velo - ignoró el Disir.
“愛 Ai” se percató de la falta de lentes de su amigo y colocó ambas manos en las caderas.
- Debería darte vergüenza aprovecharte del iluso Caballero cuando esta sin anteojos - dijo ella indignada - Por mucho que no lo comprendas, no debes olvidar que sacrifico todo por ayudar a los tuyos, Verðandi.
- No tienes que recordarme eso, maldita come mundos - siseó Verðandi con desprecio - No he podido olvidarlo de todas maneras.
Y se fue.
El joven soñador suspiró. Una parte por alivio y otra por decepción.
- ¿Estas bien? - preguntó “愛 Ai”, ayudándole a ponerse de pie.
- Sobreviviré - aseguró el joven, pero no logró poner entusiasmo en su voz.
- Oh, Joven Caballero - la muchacha debió captar algo y lo abrazó, aplastando una mejilla del muchacho contra sus senos - No te preocupes. Dame tus lentes y los repararé.
- El sin sueños los tiene.
- No me dijo que los había roto - se extrañó ella.
- No solo los rompió.
“愛 Ai” arrugó ambas cejas, al mismo tiempo que El sin sueños hacía su oportuna aparición.
- ¿Estás bien, compañero? - preguntó con urgencia - Me dijeron que Verdandi tuvo un conflicto contigo.
El soñador gruñó. Todo eso comenzaba a molestarlo en verdad.
- ¡Y todo por culpa tuya! – dijo “愛 Ai” - ¡¿Cómo se te ocurre dejar a un caballero sin lentes?! 
- Dame esos lentes - ordenó ella y el soñador la escuchó soltar una exclamación - Debería darte vergüenza transformarlos en algo, cuando se supone que los repararías.
- Quizá equivoqué un poco con mis métodos poco convencionales- borbotó el fantasma.
- ¿Un poco? - la chica estaba muy molesta - Esto no te pasaría si tomaras más en serio tus estudios y así te llamas Realista.
- ¿Puedes repararlos? - intervino el soñador para detener la discusión.
- Claro- dijo ella, y tras unos instantes dio los anteojos al debilucho - no debiste caminar por los pasillos sin lentes - dijo con preocupación- , pudiste hacerte daño.
- Pero no pasó nada - replicó el joven caballero, agradeciendo poder ver todo con claridad nuevamente - Me voy a mi siguiente competencia.
- Sobre la Disir... - comenzó ella.
- Ya no importa! - interrumpió el soñador y avanzó a la siguiente prueba de una buena vez.
“愛 Ai” torció los labios y cruzó los brazos.
- Ambos son unos necios - acusó.
- ¿Eso es malo? – El fantasma parecía confundido.
- ¡Claro que si!

o.o.o.o.o.o.o
Wall repairsEl caballero de Papel tropezó contra unas rocas derrumbadas, de lo que antes fuera una perfecta pared, parte de la magnifica construcción, donde todo había terminado.
Alcanzó a recuperar el equilibrio y evitó caer.

La armadura lucía mas desgastada y desgarrada de lo normal, todo a causa de la enorme explosión mágica a la que su cuerpo se había sometido horas antes.
A través de algunos orificios se podían apreciar rojas heridas que habían comenzado a sangrar, sin embargo no importaba.
Lo peor había pasado. Por fin había acabado todo. images

El joven soñador dobló una esquina y la vio.
Verðandi estaba en un callejón prohibido.
La imagen le hizo desconocerla por completo; y justo en ese momento su corazón se atrevió a latir de esa agridulce manera.

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